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¡Frikis del mundo, coged vuestra toalla!

Miles de personas alrededor del mundo celebran el 25 de mayo tanto el Día de la Toalla como el Día del Orgullo Friki. Se trata de dos iniciativas íntimamente ligadas a ‘Guía del autoestopista galáctico’, la novela donde se origina el nombre de 42 Madrid. Un divertido detalle en la obra del escritor de ciencia ficción Douglas Adams es el culpable de todo. Lo de la toalla va en serio, es altamente recomendable echársela al cuello antes de seguir leyendo.

Aunque ya lo hemos comentado en anteriores ocasiones, no existe un objeto de mayor utilidad en el universo que una toalla. Con ella, puedes abrigarte, tumbarte encima, cubrir tu cabeza en caso de emanaciones tóxicas, esconderte, utilizarla como arma una vez mojada, como sábana, como señal de aviso y también para secarte si no la has ensuciado demasiado. Al fallecer Douglas Adams, el 11 de mayo de 2001, transcurrieron justo dos semanas para que sus fans decidieran rendirle un homenaje mediante una cita que se convertiría en ineludible cada año. Pero, ¿por qué una toalla? La razón es que en el tercer capítulo de ‘Guía del autoestopista galáctico’ se detallan las bondades que hemos relatado sobre este elemento tan ordinario de nuestras vidas, pero tan icónico en la cultura popular gracias a esta obra. Por lo tanto, si ese día ves a alguien por la calle con este textil rodeando su cuello, no te preocupes, no es un fallo de Matrix.

La novela supuso un fenómeno que superó lo literario y que tuvo su reflejo en el cine, la televisión, los cómics y los videojuegos. Además, fue programa de radio antes de todo eso. La popularidad del Día de la Toalla creció con rapidez y la ambición de muchos llevó al 25 de mayo a una dimensión superior sirviéndose de una efeméride muy friki: el estreno de Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza. El 25 de mayo de 1977 marcó un punto de inflexión en la historia del cine comercial y las películas de culto empezaron a formar parte de la cultura popular mundial. Como consecuencia, desde 2006 esta es también una fecha marcada en el calendario para muchas otras personas. Nació una celebración internacional en la que todos los geeks, frikis o aficionados, muestran el orgullo de serlo, el Día del Orgullo Friki. ¡Frikis del mundo, reuníos!

“Aprendí a leer muy pronto y me volví adicto al instante. En una primera fase di buena cuenta de la colección de novelas de aventuras de Enid Blyton. Con 8 años nos mandaron leer ‘Momo’ en clase. Yo acababa de empezar ‘Cujo’ y leí casi toda la obra de Stephen King con avidez en años siguientes. Leía todo lo que caía en mis manos. Mi parte favorita era terminar una historia e inventar nuevas historias en esos mismos escenarios. Quizá por eso cuando un compañero de clase me propuso jugar al rol quedé enganchado.” Enrique es uno de los estudiantes de 42 Madrid que más tiempo pasa en el campus, lo cual no significa que siempre esté programando. De hecho, no es raro verle tocar la guitarra en Studio 42 cuando no se están celebrando eventos. Además, para seguir conectado con sus compañeros ha creado varias partidas de rol online entre ellos. Continúa recordando que “jugar al rol estaba muy estigmatizado. Sabía que los juegos de rol no tenían nada que ver con ciertos crímenes con los que la prensa los relacionaba, pero, quizás por eso, jugar al rol sonaba tan underground y transgresor. Mis compañeros dejaron de jugar al poco de haber empezado, pero yo no he parado de jugar desde aquel entonces. La experiencia de narración colectiva que surge en una mesa de juego siempre me ha fascinado más que las películas o videojuegos, e incluso novelas”.

De la lechuza de Hogwarts al email de aceptación a 42 Madrid

Hasta hace no mucho tiempo, el ser friki era algo que no era aceptado, ni bien visto por la sociedad en general. Gustos banales, infantiles, inmaduros o no propio de la edad, se escuchaba o leía. Es más, ni la RAE recogía el término. Pero el mundo ha cambiado y ahora podemos mostrar con orgullo lo frikis que somos. ¿O acaso ya no somos mayoría? Así que, si eres friki, siéntete libre de serlo no solo el 25 de mayo, sino todo el año. Ponte tu camiseta de Star Wars, maratonea la saga de Harry Potter, organiza una partida de rol, funde los dedos jugando al WoW, colecciona cosas raras, llama a tus amigos para hacer un escape room online o visiona entera la temporada 6 de Games of Thrones por quinta vez, pero no olvides celebrar y recordar que ser un friki está bien. Como mínimo es más divertido.

El fenómeno del cosplay es relativamente reciente y es uno de los principales atractivos en muchas convenciones, ya sea por el disfrute de apreciar los trabajos de diseño como el de realizar los mismos. De origen japonés, consiste en disfrazarse de un personaje animado determinado e interpretarlo en la vida real imitando sus gestos, expresiones, forma de hablar, actuar y demás. Laura tiene 21 años y pertenece al grupo de 300 personas que consiguieron una plaza en la primera piscina de 42 Madrid. Su afición por la cultura japonesa no es un ningún secreto en el campus ya que la ilusión que transmite cuando habla de ello es mayúscula. “No recuerdo cómo entré en todo este mundo japonés, pero me encanta. Desde los 13 o 14 años recuerdo levantarme a las 6 de la mañana para ir a Expomanga, la Japan Weekend y pasarlo de muerte con mis amigos yendo por los stands buscando figuras, chapas del personaje que me gustaba o el póster del anime de moda que acababa de salir y con el que estaba loca. Todo esto cada vez fue a más y acabé no con uno, sino con cuatro cosplays. ¡Adoro disfrazarme!”, explica con pasión.

Laura nos pregunta si podrá acudir disfrazada a programar al campus cuando este empiece a recibir estudiantes de nuevo. ¿Qué opina Laura Castela, responsable de 42 Madrid? Se lo preguntaremos más adelante. En cuanto a las convenciones, Laura relata que “voy no solo por ese gusto al anime, sino porque son un lugar de reunión con un ambiente increíblemente agradable y un sentimiento común hacia una cultura que une a todos los que vamos allí. Y porque puedo disfrazarme, eso no se olvida. La gente te dice -oye, te he visto por Twitter/Instagram-, -tu cosplay me encanta, ¿nos podemos hacer una foto? – o incluso hay algunos que gritan el nombre de tu personaje. Tú también lo haces, por supuesto. O todos locos o ninguno, conociendo así a gente súper especial, amable y con un gusto en común que se convierten en amigos. En resumen, soy friki y me encanta”.

Siendo la metodología pedagógica de 42 Madrid gamificada, su responsable siempre ganaría muchos enteros siendo una friki de los juegos, como así sucede. Laura Castela lo reconoce con orgullo. “¿Friki? Soy muy friki de los juegos en general. Todo lo que sea jugar en equipos o contra otros. Juegos de mesa, escape rooms, una buena partida de mus, ajedrez…todo lo que suponga un reto intelectual y creativo y lleve risas aseguradas”. Pero es que hay más, y no son simples aficiones. “Colecciono velas, imanes y posavasos de los países por los que viajo. También soy friki del coaching, la meditación, el teatro, el cine y las series. Puedo ver hasta 5 capítulos seguidos si una serie me engancha. ¡Recomiendo Ozark y Bloodline! También me encanta una buena fiesta de disfraces. De pequeña, además, coleccionaba cosas de papelería. Luego me dio por aprender y recitar canciones de hip-hop. Soy una friki de estar aprendiendo todo el tiempo, me encanta leer y estudiar. Desde que acabé la carrera, no he dejado nunca de estudiar”. En este justo momento, fue cuando tuvimos que decirle que un párrafo era suficiente.

Una de las posibles salidas profesionales que ofrece 42 Madrid va orientada al mundo de los videojuegos. El currículo educativo aporta contenidos de valor en la línea del diseño, programación y desarrollo de juegos interactivos. Además, el campus participó en la jam de videojuegos más grande del mundo de las que tienen lugar en ubicaciones físicas y los propios estudiantes organizan sesiones internas para compartir sus conocimientos con los compañeros. Con este ambiente, no es raro que los frikis de los videojuegos abunden tanto entre los estudiantes como en el staff de 42 Madrid. Uno de ellos es Curro, que se mudó desde Jaén para continuar su formación en 42 Madrid. Recuerda que “desde pequeño siempre he sido muy geek de videojuegos. La primera consola que probé fue la PS1 de mi tío. No soy de jugar multiplayers, soy bastante malo, pero disfruto igual jugando single players. Lo que de verdad me fascina del medio es cómo ha evolucionado durante los años. En Navidad pedía una recopilación de los primeros ‘Super Mario’ o un pedazo de libro que tengo al lado ahora mismo titulado ‘1001 videojuegos a los que jugar antes de morir’. Esa afición aún sigue muy viva y el auge de los indies y demás medios interactivos y nuevos usos de la tecnología en el medio me están dando la vida».

Haciendo justicia a la realidad, el concepto de ser friki ha evolucionado de distintas maneras hasta incluso poder ser sustituido por el adjetivo “apasionado”. Así pues, y leyendo los anteriores comentarios, es fácil deducir que no es necesario disfrazarse de Chewbacca un fin de semana de verano para serlo. De hecho, según un estudio de una conocida web de anuncios, hasta un 69% de los españoles se considera friki en algún grado. Lo dicho, somos mayoría. Y creciendo. Stéphane no es español, pero levanta la mano para reivindicar su frikismo. Casi todos en el campus saben que antes de ser parte del staff de 42 Madrid pasó por lo mismo que ellos como estudiante. Como estudiante desde 2013 en el primer año de existencia del campus original de París, tiene muchas historias que contar. Ha visto crecer 42 hasta lo que es hoy, una red de 30 campus alrededor del mundo. En cualquier caso, lo que no saben muchos es su auténtica pasión más allá de la programación: la magia. “No puedo vivir sin magia. Desde niño ya la hacía para los amigos de mis padres y nunca he parado de aprender, De hecho, sigo llevando conmigo una maleta secreta para la magia con los trucos que voy inventando. A mi padre siempre le ha gustado. Es más, cuando me faltaba algo para crear un nuevo truco, aunque fuera tan aleatorio como una campana de recepción de hotel, no dudaba en comprarlo para ver mis trucos lo antes posible ¿Mis dos magos favoritos? Juan Tamariz y Asi Wind”. Damos fe que las líneas de código de Stéphane también están llenas de magia.

«En mi tumba pondrá Game Over»

Historias que contar tenemos todas las personas, pero la capacidad de resumirlas no es una competencia al alcance de cualquiera. La metodología educativa de 42 Madrid hace incidencia en el desarrollo de las soft skills, entre las que se encuentran las habilidades comunicativas. Saber resumir entra dentro de ellas y, al parecer, es una de las asignaturas pendientes de desarrollo de Abraham tras su paso como estudiante por 42 Silicon Valley y Ecole 42. En cambio, como actual miembro del staff de 42 Madrid, hemos podido constatar a diario que no desaprovechó el tiempo para trabajar en otras soft skills que domina a la perfección. Véanse la creatividad, el trabajo en equipo, el compromiso, la tolerancia a la frustración, la flexibilidad cognitiva o aprender a aprender. Un fuera de serie con una relación de amor-odio por su los videojuegos, su gran pasión. Será decisión de quien está leyendo estos párrafos si quiere conocer de primera mano la sentida declaración de frikismo de Abraham. Como les decimos a los estudiantes de 42 Madrid en su primer día de piscina: UP TO YOU.

El niño rata de 42.

«Tengo una dura y oscura confesión, me considero lo que hoy en día se conoce como gamer. Aunque no era mi primer encuentro con este novedoso tipo de entretenimiento, la primera consola y videojuego que tuve a mi nombre, allá por el año 2003, fueron la Game Boy Advance y el ‘Super Mario Advance’ respectivamente. Sí, soy GenZ. Aún recuerdo como necesitaba pedirle a mi padre que me “pasara las pantallas” complicadas y me “matara a los jefes” difíciles.

Por aquel entonces no tenía muchas preocupaciones. Sacaba buenas notas sin mucho esfuerzo, lo que me permitió engancharme a todo dispositivo electrónico que caía entre mis manos. Desde los Tamagotchi de primera generación, al Digivice que me robaron en el recreo, pasando por todo tipo de consolas de última generación.

Me consideraba un jugador top. En mi pandilla de amigos pocos tenían un conocimiento tan amplio, una skill similar, o una capacidad adaptativa tan alta en un abanico de videojuegos tan amplio como yo. Me consideraba imbatible, o más bien, invencible. Sin embargo, ni el más duro de los “jefes” de los RPG’s o plataformeros single player a los que me había dedicado a jugar durante años me había preparado para la primera partida online en la que tuve la ocasión de participar. Durante un momento me sentí como aquellos NPC’s a los que durante tanto tiempo había estado humillando en mis sesiones offline. Incapaz de reaccionar ante mis nuevos enemigos de carne y hueso, apagué la consola y derrota tras derrota, acabé dándome cuenta de que, aunque me costaba reconocerlo, simplemente no estaba a la altura.

Ser consciente de que existía gente alrededor del globo mucho mejor que yo en mi medio favorito fué un tremendo shock. Mi ego, por supuesto, acabó destrozado. Prometí que un día sería el mejor jugador del mundo y no dejaría que nadie me humillara nunca más. Los siguientes años de mi vida se resumen en un abandono total de la categoría de videojuegos conocida como single player, seguida de la lenta pero segura corrupción de mi alma por las tóxicas comunidades que caracterizan los videojuegos comúnmente conocidos como multiplayers. Largas sesiones competitivas de Call Of Duty y Halo Reach entre amigos llenaban mis tardes de prepúber. Lo que empezó como un pequeño hobby acabó degenerando en una pasión absoluta a los videojuegos online de índole altamente competitiva, tales como LoL, WoW u Overwatch. Sin darme cuenta, me acabé convirtiendo en lo que más odiaba, un niño rata flamer como tantos otros.

Poco a poco, conforme pasó el tiempo, acabé entendiendo que, en busca de ser el mejor, había dejado de lado muchas cosas. Por ejemplo, la gente que realmente me apreciaba. Ya no me importaba mi aspecto físico, ni mi formación. Había olvidado lo que era verdaderamente importante en un videojuego, divertirse. Preso de mi obsesión, vivía refugiado en un mundo que no era el real, y eso, me había costado caro.

Por suerte, como imaginaréis, esta historia acaba con final feliz, ya que, como muchos de vosotros, tuve la suerte de encontrar 42 y dar un giro de 180° a mi vida. Si hay algo que me llama la atención, es sin duda, la capacidad de un simple programa que representa una realidad virtual mediante variables y píxeles en la pantalla, de divertir, entretener, y cautivarnos»

Asumiendo que Douglas Adams no fue capaz de recoger todo el partido que se le podría sacar, preguntamos internamente a la comunidad de 42 Madrid para qué más podría servir una toalla. Las respuestas no podían ser menos frikis que las siguientes, todas igual de válidas. Una toalla puede humedecerse para mojar cosas que están secas, y, si se espera el tiempo suficiente, usarse de nuevo para secar lo que ha mojado. Es un instrumento sumamente versátil. Puede usarse de petate y transportar en un apuro tus cosas. Incluso puede servir para diseñar un edificio. También para los moderadores de debates televisivos. Una toalla puede servir para dar sentido a la existencia de un toallero deprimido. También como comba, látigo o mascarilla, si no es muy grande. Una toalla puede actuar como invernadero si la empapas muy bien. Solo tienes que colocarla como una tienda de campaña y meter dentro plantitas a punto de secarse. Seguro que te lo agradecerán. También sirve para filtrar el café, la leche de almendras y similares, aunque si es verde, mejor, que le dará un toque muy ecológico y cool. Una toalla sirve para crear más toallas, y con las toallas creadas poder crear más toallas, y con las toallas creadas de las creadas, crear más toallas, y con las toallas creadas de las creadas de las creadas, crear más toallas y…

«Cuando se me cae algo, digo FAIL»

¿Y a Íñigo no le preguntamos nada? Por supuesto que sí. Íñigo, ¿te consideras friki de algo? “Por supuesto, SapoArmado al habla. Yo también soy un friki de los videojuegos. Os deleitaré con la anécdota más épica de mi vida gaming. De cómo bebí agua y se me olvidó abrir la boca. Estaba jugando al LoL, como otro día más, cuando retiré mi personaje hacia atrás para estar a salvo y poder beber agua. Entonces, entre las sombras de un salto, apareció un enemigo poniendo en peligro mi vida. Yo, raudo y veloz, con una mano cojo el ratón para escapar mientras con la otra mano sostenía el vaso de agua. El enemigo acabó conmigo, pero quedaba un enemigo mayor, mi otra mano que, de manera inconsciente, seguía hacia mi boca hasta acabar golpeándome con el vaso en la cara, en mis labios cerrados. El agua, cómo no, se me derramó encima. Nuestro mayor enemigo no está tras la pantalla, está tras el espejo. For the alliance!”

Si has podido llegar hasta aquí, nos congratulamos y enorgullecemos de que también seas un friki por lo que nos gustaría verte el 25 de mayo con la toalla al hombro. Como no podrá ser en Distrito Telefónica, sí al menos en las redes utilizando #42MadridFTef o a través de nuestras cuentas en Twitter o Instagram. Por cierto, Laura, puedes venir disfrazada a programar cuando se reabra el campus de 42 Madrid. No sería la primera vez que lo veríamos. Mientras tanto: don’t panic!

Por Eduardo Santana