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Medio Ambiente 4.0, las nuevas tecnologías al servicio del planeta

Nos encontramos en medio de una nueva revolución tecnológica basada en la digitalización, la automatización y la conectividad que está impactando en todas las esferas de nuestra sociedad. El sector ambiental no es ajeno a ella y son cada vez más las herramientas disponibles para la optimización de nuestro modo de vida sin perjudicar al medio ambiente.

42 Madrid Fundación Telefónica

Fue la máquina de vapor la que introdujo a finales del siglo XVIII el concepto de revolución industrial por primera vez. Posteriormente, la aparición de la energía eléctrica favoreció la producción en cadena de bienes, originando la llamada Segunda Revolución Industrial. La Tercera llegó con los avances científicos y tecnológicos para la automatización de procesos y el desarrollo de las TIC. En la actualidad, en la incipiente Industria 4.0, la inteligencia artificial es señalada como elemento sobre el que gira esta transformación, estrechamente relacionada a la acumulación creciente de grandes cantidades de datos, el Big Data, el uso de algoritmos para procesarlos y una interconexión nunca vista antes de sistemas y dispositivos digitales.

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A nadie le sorprenden los datos sobre los altos porcentajes que anuncian tanto organismos gubernamentales como entidades privadas acerca de la preocupación que existe en la población sobre el cambio climático. Es más, mientras los científicos insisten en elaborar distintos modelos matemáticos sobre los que basar predicciones y recomendaciones sobre el futuro que nos aguarda si nada cambia, todos coinciden en que, efectivamente, la acción humana es determinante en el clima de la Tierra. Está en nuestras manos y no se trata ya de salvar al planeta, sino también a los seres humanos.

El análisis de grandes bases de datos, el internet de las cosas (IoT), la robótica, la impresión en tres dimensiones, la realidad virtual o la inteligencia artificial (IA) componen una nueva baraja de conocimiento con un largo recorrido por delante. Un ámbito particularmente avanzado es el de las smart cities, o ciudades inteligentes, donde todas estas tecnologías y otras se emplean para la detección de fugas de agua, recogida de residuos y la calidad del aire. De la misma manera, la inteligencia artificial y el machine learning se aplican a la recogida y análisis de datos de interés que ayudan a los gestores a optimizar sus decisiones. De forma similar, estas aplicaciones son cada vez más comunes en la conservación de la fauna y flora de todo el globo, el cuidado de los océanos, la agricultura o en el control y reducción de emisión de partículas contaminantes.

Otra de las tecnologías emergentes más influyentes es el blockchain. Su criptografía avanzada e inmutabilidad permiten su uso en el mercado de criptomonedas y hacen que sea cada vez más popular para las finanzas, las identidades digitales o, cómo no, el sector medioambiental. Usada de forma correcta, su potencial para generar soluciones descentralizadas o el empoderamiento de comunidades es abrumador. De hecho, estas condiciones resultan idóneas para lograr un cambio positivo en el medio ambiente, donde los objetivos no financieros son prioritarios. Atendiendo a un informe de la consultora PwC, las posibles aplicaciones de esta tecnología sobre el planeta son varias:

  • Analiza de manera óptima la cadena de suministro
  • Gestiona los recursos de manera descentralizada y sostenible
  • Habilita nuevas fuentes de financiamiento para proyectos ambientales
  • Impulsa la economía circular
  • Transforma los mercados de carbono y otros mercados ambientales
  • Supervisa, reporta y verifica de manera efectiva a la próxima generación en temas de sostenibilidad
  • Capacidad para mejorar la preparación ante desastres naturales y mejorar la eficacia en rescates

Gonzalo es estudiante de 42 Madrid y un apasionado del blockchain. A la edad de 34, y tras 11 años trabajando en Prevención de Riesgos Laborales, dejó su trabajo para apostar su futuro profesional a la formación que está recibiendo en el campus. “Cuando empecé a leer sobre blockchain hace un par de años, pensé que era una magnífica vía para hacer otro tipo de redistribuciones. Tenía la intención de sacar adelante un proyecto personal, pero llegó el momento en el que fui consciente de que me faltaban herramientas. Y así, di con 42 Madrid”, dice. El proyecto del que habla Gonzalo es EcoWorld, una iniciativa destinada a crear una blockchain propia y una tokenización del comercio para hacerlo más justo y en el que los productores locales se vean potenciados.

Tenemos todas las herramientas para hacerlo: sólo nos queda hacerlo. Podemos extraer todo tipo de datos sobre contaminación o distribución y que los productores agrícolas los utilicen como deseen en beneficio de todos.Gonzalo, estudiante de 42 Madrid

A la charla con Gonzalo se une Pablo, uno de los estudiantes que participó hace unas semanas en la Casi Week Blockchain que se celebró en 42 Madrid. Nunca se había aproximado a esta tecnología, pero, tras esta experiencia y escuchar a su compañero, piensa que “es muy importante que exista una conexión real entre los expertos ambientales y los especialistas que van a desarrollar la tecnología. Si no, no servirían de nada ni el Big Data ni la IA, por ejemplo”. Añade que “es un trabajo que se tiene que realizar de manera conjunta y también poner en valor el conocimiento del sector ambiental, analizar para qué sirve la información que se pueda generar con el desarrollo de la tecnología y hacer cosas interesantes en común».

Telefónica ha sido el partner tecnológico de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25), que se ha celebrado en Madrid, bajo la presidencia de Chile, del 2 al 13 de diciembre. Los casi 750 proyectos de eficiencia energética que ha desarrollado la compañía desde 2010 han permitido que se haya dejado de emitir una cantidad de carbono equivalente a lo que podrían absorber 21 millones de árboles. Mientras tanto, se siguen implementando soluciones digitales que ayuden a empresas y ciudades a ahorrar energía y agua, a mejorar la gestión de los residuos y disminuir la contaminación. En este sentido, el año pasado, Telefónica evitó que sus clientes produjeran 1,4 millones de toneladas de CO2, el equivalente a viajar ida y vuelta de la Tierra al Sol 26 veces o dar 127.000 vueltas a la Tierra en coche.

Por Eduardo Santana