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La revolución de la acumulación: el síndrome de Diógenes digital

El exponencial desarrollo de nuevas tecnologías solo favorece a la acumulación de basura digital. Los dispositivos no paran de ofrecer una mayor capacidad de almacenamiento y, casi sin darnos cuenta, tendemos a acumular sin la necesidad de borrar prácticamente nada. El filósofo griego Diógenes promovió toda su vida, la independencia extrema de los bienes materiales y solo llevaba consigo lo estrictamente necesario. Veinticuatro siglos después, en nuestro bolsillo cabe un mundo.

Sindrome Diogenes Digital

Las únicas pertenencias de Diógenes eran un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco, aunque de este último se desprendió cuando un día vio a un niño que bebía el agua que recogía con sus manos. Asociado a su nombre, existe un trastorno asociado a personas que acumulan grandes cantidades de objetos innecesarios porque están convencidas de que todo les será necesario en el futuro. Por lo que sabemos, no existe un consenso universal entre los expertos en psicología sobre si realmente existe una traslación que justificara poder hablar de un síndrome de Diógenes digital como una evolución moderna, pero sí que hay muchas voces que piensan que habría que comenzar a investigarlo.

Por ejemplo, irnos de vacaciones siempre ha sido una oportunidad idónea para inmortalizar recuerdos con imágenes. Hasta no hace mucho, los carretes de las máquinas fotográficas ponían cerco a nuestras ansias de capturar cada momento y cada lugar, pero la revolución que trajeron los smartphones dieron rienda suelta a nuestros pulgares y palos selfie. Si tienes tiempo antes de seguir leyendo estas líneas, abre la galería de fotos tomadas por tu cámara y haz un análisis rápido de cuántas versiones de la misma imagen tienes. En una sonriendo de más, en otra con un ojo cerrado, cuatro que salen borrosas, otras dos cortadas y alguna un poco oscura para tu gusto. Y una buena. Diez fotos de las que solo una te convence. Entonces, ¿por qué siguen ocupando memoria las otras nueve?

El ejemplo de las fotos es solo una muestra, pero las prácticas acumulativas se extienden en muchos otros de nuestros hábitos diarios. No es raro conservar conversaciones de Whatsapp desde el principio de los tiempos o tener todas las bandejas de correo electrónico colmadas de promociones y anuncios de los que no nos llegamos a desinscribir porque nunca encontramos la energía suficiente para hacer clic. ¿Y si Movistar+ o Netflix dejaran de existir? La solución es seguir almacenando en mis discos duros esas 500 películas que te descargaste en su momento. Karate Kid nunca pasa de moda. Enciendes el ordenador y la foto de las vacaciones en Menorca que tienes como fondo de pantalla está completamente oculta por carpetas abarrotadas de archivos guardados sin ningún tipo de orden, descargas masivas de distintos tipos de ficheros y sin un sistema claro de orden. Además, es posible que, si abrimos el último cajón del mueble escritorio, encontremos enredados cargadores de móviles, cables de todo tipo, ratones, teléfonos antiguos o pendrives de todos los colores y tamaños.

No solo se trata de acumular, sino más bien de la ansiedad que genera el hecho de pensar en tener que deshacerse de tantos archivos digitales. Si no es pánico, sí que es vértigo ante la idea de llevar cosas a la papelera y poner orden. Todo a pesar de ser conscientes de los riesgos de superar el almacenamiento o de que personas cercanas, como el entorno familiar, vean información no adecuada. 

Lo ideal para contrarrestar el síndrome de Diógenes digital es tener nuestra esfera digital de forma análoga a como tenemos, o como nos gustaría tener, nuestra casa: ordenada y dejando sólo aquello que realmente podamos necesitar o querer de verdad. La solución no pasa por adquirir más dispositivos de almacenamiento o espacio en la nube, de la misma forma que no añadimos alegremente metros cuadrados y alas oeste y este a nuestros domicilios. Aquí van varios consejos para ir empezando, pero lo más importante es asumir una rutina que se ajuste a las necesidades y tiempo de cada persona:

  • Separa por categorías tus archivos y piensa sobre establecer un límite cada mes. Las categorías pueden ser: trabajo, 42, familia, “Mi amor”, tonterías…
  • Si pones el icono de la papelera de reciclaje a la vista, la utilizarás más. 
  • Revisa las apps y los programas que no utilizas nunca. A la basura con ellos.
  • Utiliza solo un dispositivo para guardar y organizar aquellos contenidos que desees mantener.
  • Que no te tiemble el pulgar para borrar cosas. Todos esos GIFs, memes y vídeos los puedes encontrar online cada vez que quieras compartirlos. 
  • Selecciona en el momento de sacar una serie de fotos similares las que vas a guardar y elimina el resto. Los “hago luego” no se cumplen.
  • Adquiere la costumbre de una vez a la semana, hacer limpieza en tu móvil y ordenador.
  • Existen diferentes opciones para reciclar, o vender, todos los aparatos eléctricos que ya no uses o necesites.

Después de llegar hasta aquí, ¿crees que sufres el síndrome de Diógenes digital? El primer paso es reconocerlo. El segundo es guardar este post en favoritos y recordar los consejos de vez en cuando.