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Decálogo del éxito del programador 42

Solucionar problemas complejos puede ser complicado, pero no imposible. Solo se necesita tener el espíritu y la voluntad adecuadas a los que sumarles un proceso eficiente para resolver el problema en cuestión. Por suerte, los estudiantes de 42 Madrid han podido experimentar con variedad de técnicas a su disposición para solucionar los problemas con los que se han encontrado en la piscina o la academia hasta el momento.

Cuando un piscinero o estudiante se tiene que enfrentar a un ejercicio o proyecto, ¿por dónde empieza?, ¿qué técnicas de resolución de problemas utiliza que le puedan ayudar a tomar mejores decisiones? Hemos juntado a tres estudiantes para hablar sobre ello y extraer una suerte de decálogo que no deja de ser una propuesta. Existen muchos caminos hacia el éxito, especialmente en 42, donde aprender a tolerar la frustración y valerse de uno mismo y de los compañeros para encontrar una solución son siempre denominadores comunes para todos.

Entre Iván, Paula y Miguel, todos estudiantes de la primera promoción de 42 Madrid, han conformado una lista de diez consejos y técnicas para solucionar problemas complejos de forma que cualquier reto pueda solventarse de manera eficaz.

1. Haz solo una cosa al mismo tiempo

La primera lección nada más llegar a la piscina y que, reconocen, no aplican a rajatabla en este inicio de curso académico. “De camino al campus siempre pienso en todo lo que me gustaría avanzar durante ese día, pero siempre acabo haciendo otras cosas, generalmente ayudar a mis compañeros”, explica Miguel. Paula, por su parte, indica que “el ritmo de la piscina es mucho mayor y eso te obliga a estar más concentrada en los proyectos. Pero, ahora que vamos a nuestro ritmo, me lo tomo con más calma y me permito el lujo de procrastinar”.

2. Identifica el problema

Aunque la metodología de aprendizaje entre pares no cambia entre la piscina y la academia, los estudiantes se lo toman de distinta manera, asumiendo el concepto “a tu propio ritmo” al que invita 42 Madrid. Para muchos de ellos, la piscina supuso la primera ocasión en la que creaban código con lenguaje C o, directamente, con cualquier lenguaje de programación. Iván y Miguel se ponen de acuerdo a la hora de afirmar que “una vez identificado el problema, lo mejor es parar de trabajar antes de afrontarlo. Ir a por un café, dialogar con otros estudiantes o desconectar en los sofás y los refugios”.

3. Aprende a escuchar

Iván afirma tajante que, después de intentar sacar adelante un proyecto durante horas o días, puede ser duro escuchar opiniones contrarias a su trabajo. “Si un compañero te dice que tu código está mal planteado o que no lo has entendido del todo bien, debes tener paciencia para asimilarlo y empatizar con él. En el fondo, todos estamos aquí para ayudarnos y aprender”, dice.

“Cuando éramos piscineros, quizás nos costaba más escuchar a los demás, pero la confianza en la metodología y, sobre todo, en las personas, ha hecho que ahora compartamos con el resto nuestros puntos de vista y conocimientos con mayor facilidad”, reconoce Paula.

4. Aprender a hacer(te) las preguntas adecuadas

“Cuando estoy muy perdida, me documento leyendo y visualizando vídeos en internet”, comenta Paula. En la misma situación, Miguel sale del cluster y plasma su problema en una pizarra. Sea cual sea la técnica, muchos de ellos acaban eligiendo la vía del pato de goma en cualquiera de sus variantes. Conocida también como el método de depuración del patito de goma, es un término utilizado en ingeniería de software para describir un método de revisión de código en donde el programador toma uno de estos muñecos y revisa su código obligándose a sí mismo a explicarlo, línea por línea, al pato. ¿Funciona? Parece que sí.

5. Distingue entre lo práctico y lo prescindible

La frontera de 26 días que tienen los candidatos para demostrar que son aptos para entrar en 42 Madrid fue una gran lección para los tres. “Hemos aprendido a priorizar. No todo es importante ni nos va a servir para evolucionar y aprender, independientemente de cuáles sean nuestros intereses académicos”, dice Iván. En cambio, en sus primeros pasos en la academia, la disponibilidad de acceder a distintos proyectos es limitada y no todos ellos demandan el mismo trabajo, por lo que entra dentro de la estrategia personal de cada uno el dedicar más tiempo a unos o a otros.

6. Acepta el cambio como inevitable

“La última semana de piscina la perdí casi entera con un proyecto que al final ni siquiera pude entregar”. “Esto es como es y no lo puedo cambiar, aunque puede tocar mucho el orgullo”. “Después de tantos fallos, cuando sientes que has aprendido te preguntas cómo no lo podía haber visto antes. Es muy gratificante”. Tres declaraciones intercambiables entre ellos y que también se extienden a toda la primera promoción de 42 Madrid.

7. Admite tus errores

La clave es convertir un error en un éxito. De hecho, a los tres les daba miedo cometerlos durante los primeros días de piscina hasta que tomaron conciencia de que la perseverancia es esencial para el aprendizaje. Esta idea la ilustra a la perfección una consideración del inventor Thomas Edison que trae a colación Iván al respecto: “no he fracasado, tan sólo he averiguado 999 maneras de cómo no se hace una bombilla y he descubierto un modo de crearla». Es más, si es evidente que hay errores en el código para el resto de los estudiantes con los que se ha compartido, ser obstinado significaría una nula adaptación a la metodología. Así, no sería posible avanzar en 42.

En la actualidad, los estudiantes son capaces de borrar todas sus líneas de código, el trabajo de horas, sin lamentos ni reparo. El objetivo es aprender y que el código esté bien escrito.

8. Simplifica

“Tengo compañeros que están muy centrados en minimizar y reducirlo todo a la base para que cualquier persona que lea las líneas pueda entender su trabajo”, reconoce Miguel. “Hay que comprender muy bien la teoría para programar de manera fácil y simple y en ello nos centramos cada día que venimos al campus”, dice Paula.

En 42 se proveen las herramientas necesarias para aprender a mantener el código tan limpio, simple y legible como sea posible. Al mantener un código simple se produce código de mayor calidad, se resuelven problemas más rápidamente, se trabaja mejor en grupos de desarrollo y, además, se obtiene una base mucho más flexible.

9. No caigas en la frustración

Ser un buen programador es una habilidad que se debe practicar de forma regular. Puede ser asombroso cuánto se puede aprender programando y explorando las diferentes dimensiones de cualquier lenguaje de programación. En eso consiste 42 Madrid, en aprender a aprender disfrutando de unos contenidos actualizados.

“Estamos trabajando en ello”, dice Iván, antes de que Paula continúe afirmando que “es imposible no sentirte frustrada, pero en el momento que lo aceptas, el estrés se reduce drásticamente. La frustración es una compañía que aprendes a tolerar en 42, aunque el cariño de los compañeros ayuda mucho también”.

 10. Sonríe y disfruta

Paula: “Recuerdo atravesar momentos duros delante del ordenador en los que la sonrisa de algunos de mis compañeros fue crucial para animarme a seguir trabajando”.

Iván: “Sin generosidad y optimismo no es posible hacer casi nada en 42”.

Miguel: “Es vital sonreír para ayudar al resto. Todo cuesta menos y disfrutar de la comunidad 42 es un privilegio”.

Por Eduardo Santana