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Actitud 42: Pablo Mira

Pablo descubrió 42 Madrid a través de un vídeo que le mostraron cuando estaba en el instituto. Pero no fue hasta unos años más tarde, cuando sus compañeros de la universidad le recordaron la existencia del campus de programación de Fundación Telefónica, que decidió sumergirse en la piscina. “No recordaba lo que era, pero rápidamente até los cabos sueltos. Quería probar si eso que había visto hace años era real, así que me lancé a ello”.

Pablo Mira, estudiante de 42 Madrid

¿Qué te ha traído a 42? ¿Cómo conociste el campus?

Cuando estudiaba en el instituto vi un vídeo sobre un nuevo sistema de aprendizaje en el que hablaban de un periodo de prueba llamado la piscina, donde los estudiantes no tenían horarios ni clases. En un principio era llamativo, pero este sistema era exclusivo del extranjero y yo tenía otras preocupaciones. Un tiempo después, cuando estaba en la universidad, unos colegas me hablaron de 42 Madrid. No recordaba lo que era, pero rápidamente até los cabos sueltos. Quería probar si eso que había visto hace años era real, así que me lancé a ello.

 Y ahora que estás aquí, ¿qué es 42 para ti?

42 es el lugar donde he adquirido herramientas profesionales y también he aprendido de mí mismo. De hecho, ha sido un punto de inflexión en mi vida. Cuando estaba en la universidad, realmente no estaba muy convencido de lo que hacía, me faltaba pasión por lo que estudiaba y no tenía los estímulos suficientes. En 42 todo eso cambió: la formación es estricta y clara, flexible y constante. Aprender a superar proyectos se vuelve una experiencia adictiva y formativa.

 Si tuvieras que definir 42 en una palabra ¿qué dirías? 

Evolución.

¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje en este tiempo en 42?

Programar es como tocar un instrumento: aprendes la teoría y hasta que no peleas con la máquina, no consigues hacerla funcionar. Algo tan simple se puede volver muy complicado por pequeños detalles que no tuviste en cuenta o no sabías que existían. Durante la piscina hay personas que tienen las herramientas básicas de programación y otras que no tienen ningún conocimiento. A pesar de esto, las pruebas son complejas y están diseñadas para todos los niveles. Después de todo, cuando los conocimientos empiezan a hacer clic en tu cabeza, cuando pillas esa memoria muscular con el teclado y tu entorno, te vuelves una máquina del código. Has aprendido a tocar el piano y no te supone un problema tocar esa preciosa canción de Beethoven. Esto trasladado al mundo del “ordenata” significa que puedes hacer lo que sea en cualquier lenguaje. Ya has pasado por un proceso que te enseñó a adaptarte, para nada es algo nuevo.

¿Además de programar, qué otras cosas has aprendido?

Los proyectos tienen detalles, las herramientas tienen detalles, todo tiene detalles. Y, ¿a que todos hemos tenido ese compañero de clase que sabía ese detalle? De alguna forma, nuestro compañero ha entendido un concepto que no nosotros no sabíamos. Entonces le preguntamos y nos ilumina la vida, incluso queremos regalarle un jamón de pata negra. Pero recuerdas que por algo estás estudiando y queda mucho todavía. Lo importante es que 42 está plagado de gente así: expertos, “listillos”, perspicaces, intermediarios e incluso tú puedes ser el protagonista. Esto propicia un entorno en el que hablar con los demás es primordial. No es obligatorio trabajar en grupo, pero estás forzado a ello de forma natural. Nadie te dice qué vas a hacer y aun así tienes que hablar con una chica porque descubrió cómo avanzar en un proyecto que tú estás anclado. Después esa chica puede tenerte en cuenta, ya que has sido proactivo y quizás seas un punto de información. Luego, para tratar con la gente… ¡debes aprender a tratar con la gente! Y como es esencial para superar la piscina, y más tarde el cursus, tienes que desarrollar tus SoftSkills. Es decir, ser empático y proactivo.

¿Has pensado en tirar la toalla en algún momento? Si lo has hecho, ¿qué o quién te ha borrado esa idea de la cabeza?

Nunca. Una vez pensé en conseguir algún trabajo y dejar algo de lado todo esto, pero esa idea se esfumó rápido. Creo que lo más conveniente es centrarme en acabar el cursus e incluso plantearlo como si estuviera en el último año de carrera: haciendo prácticas y con la meta de terminar.

 Si tienes experiencia previa en otros campus o formaciones de programación o tecnología ¿puedes contarnos qué hace distinta la experiencia 42 a cualquier otra? 

Lo más remarcable, algo que nunca he visto que se haga bien o incluso que se intente siquiera, es desarrollar el don de gentes. Como mucho, en clase tratas con tus amigos y con los que son medianamente amables. Pero más allá de eso, solo se desarrolla en este ámbito aquel que es proactivo a ello. Esto hace que sean escasos, y que el resto llegue al mercado laboral sin algo que pueda marcar una gran diferencia. Otro punto importante que también quiero abordar es el desafío. Hace poco obtuve dos certificados de Google. El curso se estructuraba en base a unos laboratorios prácticos, pero era simplemente seguir una pauta. A veces había algún “Challenge Lab” y estos eran mis favoritos, porque te soltaban un caso real. Eran los que sentía que más aprendía y donde asentaba más conocimientos. Echo en falta más retos en general, en todas las formaciones que he tocado. Son difíciles y pueden asustar, pero al final te demuestran que puedes y te dan un chute de dopamina. 42, por ejemplo, es un reto constante.

Cuéntanos una curiosidad sobre ti y algo inconfesable… 😉

Algo curioso sobre mí es que soy capaz de hacer una sentadilla con una sola pierna, da igual con cuál de las dos. Y algo inconfesable, que no sé ligar 😒.

 ¿Qué te gustaría ver cumplido cuando finalices el cursus?

Ver cómo se cumplen mis metas. Conseguir un trabajo cualificado y estar 6 meses en el campus de Tokyo. También ver a mis compañeros consiguiendo sus propios objetivos. Gran parte de mi crecimiento ha sido gracias a ellos y no puedo sentir más que alegría de que les vaya bien. Merecido lo tienen.

Si tuvieses que recomendarle a alguien que se lance a la piscina ¿cómo lo harías o qué le dirías?

Esto es algo que ya he conseguido: tuve una llamada con un interesado y simplemente le comenté mi experiencia. El gran atractivo que tiene 42 es el progreso personal. Al mínimo que la piscina levante interés en una persona, esta tendrá motivación para intentar sacarla. No hace falta explicar que aprendes mucho a nivel técnico, ya que lo mejor que va a hacer 42 es demostrarte que puedes tener madera en este mundillo del código. Ojalá que en un futuro este sistema no sea solo para el campo de la programación, sino para todos los demás.