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42 para upskilling, reskilling o como hobby

O lo que es lo mismo: para seguir capacitándose, para reinventarse o como afición. En definitiva, el campus de programación de Fundación Telefónica representa un esfuerzo para construir una aventura personalizada. Como tal, el camino puede adaptarse a los deseos y ambiciones de todos sus estudiantes. Casi como un videojuego. Una vez superado el período de piscina, los estudiantes son el centro de todas las decisiones. Es más, las primeras palabras que leen todos al entrar en el campus son UP TO YOU. 42 es una valiosa oportunidad para prosperar en el mundo de la tecnología, sí, pero también en la esfera personal. Sea como sea se tomen la formación, los estudiantes crecen muy rápido en cualquier dirección que hayan elegido. En este artículo, tres ejemplos muy distintos y significativos.

42 Madrid Campus

Alejandra, 42 para reinventarse

Ya antes de la pandemia, las empresas luchaban por encontrar trabajadores con las habilidades digitales necesarias para cubrir sus necesidades. Alejandra, al igual que muchas otras personas, entró en ERTE para luego acabar su empleo. Necesitaba un cambio de rumbo en su vida y confió en la palabra de un amigo que ya era estudiante del campus de programación de Fundación Telefónica. “Siempre me resultó fácil cacharrear con los ordenadores y me gustaba construir cosas. Realmente nunca imaginé la opción de introducirme en el mundo de la tecnología, pero durante el confinamiento descubrí el fantástico universo de los MOOCs. Incluso hice unos cuantos de los que ofrece Fundación Telefónica y me divirtieron”. Alejandra trabajaba en una productora audiovisual y participó en varias películas antes, lo que, para ella es comparable a la programación: “en ambos se crea una historia, un viaje para el usuario, que en realidad es similar a un producto de cualquier otro tipo”.

Poco después de comenzar a aprender online por su propia cuenta, decidió dedicarse a la programación a tiempo completo y la piscina de 42 fue su puerta de entrada. El aprendizaje online puede ser una herramienta muy poderosa, pero no cumplía con sus expectativas y sus progresos no eran lo suficientemente rápidos. Para dar un volantazo radical a su vida, necesitaba algo más. Alejandra comparte que “42 Madrid es exactamente lo que no obtienes cuando aprendes online por tu cuenta. Obtienes la gente, la comunicación y lo fundamental en las relaciones humanas. Además, aunque no hubiera sido capaz de superar la Piscina, en sí misma es muy útil. He conocido ya a muchos estudiantes que han logrado conseguir lo que ando buscando, que es dar el salto. Llevo meses diciendo a mis conocidos que vengan y lo prueben. La Piscina es la caña. ¡Cómo engancha!”

Andrés, 42 como afición 

Con 36 años recién cumplidos, Andrés reconoce que se entrega en cuerpo y alma a su gran vocación desde que era adolescente: la medicina. Una profesión que siempre le fascinó y por la que se desplazó a Madrid desde Albacete con 17 años. Siempre ha sido muy inquieto y las nuevas tecnologías le llaman la atención. En este sentido, reconoce ser un amante de los datos: “las aplicaciones del Big Data en medicina, y en el sector salud en general, tienen cabida en prácticamente todos los ámbitos: genómica, epidemiología, ensayos clínicos, operativa clínica, colaboración ciudadana, teleasistencia o gestión administrativa.”

A Andrés le vemos por el campus los viernes por la tarde y los sábados por la mañana. Para él, programar es un hobby que le llamaba la atención, descubrió en su piscina y le terminó de conquistar ya como estudiante. Progresa adecuadamente a su propio ritmo. De momento, no tiene pretensiones de aplicar lo aprendido en el hospital, pero quién sabe en el futuro. Lo cierto es que se le da bien y es muy constante. ”Los hobbies suelen estar relegados a cuando hay tiempo. Sin embargo, por mi propia paz mental, me obligo a dedicar tiempo a hacer tiempo para ir al campus o programar un poco desde casa“, afirma.

“Aunque el objetivo de 42 Madrid es aprender, el plus de una metodología que permite divertirse es motivo para ayudar en no caer en la frustración. En cualquier caso, programar puede ser increíblemente absorbente. Es por ello por lo que recomiendo sin lugar a dudas”, nos cuenta Andrés.

Por nuestra parte, recomendamos para aquellas personas que no quieran dejar extinguir la llama de la programación que aborden proyectos cortos, de tan solo unas horas o, como mucho unos días. Un fin de semana largo o períodos vacacionales pueden dar lugar a mucha creatividad. Que se lo pregunten a nuestros estudiantes. Como extra, también se puede recurrir a problemas externos como las katas. Las katas son un término robado de las artes marciales que refieren a un conjunto de movimientos repetidos una y otra vez con los que se desarrolla memoria muscular. De manera similar, las katas de código son problemas que comienzan de manera muy simple y luego adquieren complejidad con cada paso. Existen muchas fuentes de Katas disponibles, Aquí tienes un repositorio muy interesante. 

Martín, 42 para seguir capacitándose

“Antes de 42, dirigía una startup. Era el CTO y el co-fundador, de hecho. Estaba muy implicado con la tecnología, pero también en el desarrollo comercial y creación y gestión del equipo de desarrolladores. Después de un tiempo, me di cuenta de que para poder dirigir bien a un equipo tenía que aumentar mis conocimientos. Por eso decidí probar con 42, la única opción que me permitía avanzar a mi propio ritmo”, admite Martín, que es licenciado en Ingeniería Informática y cuenta con una dilatada experiencia laboral a sus 28 años.

Martín llegó a su piscina con conocimientos sólidos en programación y sus compañeros se sirvieron de ello. Destacó durante la primera semana ayudando al resto a hacer sus primeros pinitos con la terminal y con el lenguaje de programación C. A los diez días, dado el diseño de la última prueba de acceso al campus, se podría afirmar que ya todos habían progresado de manera pareja. “Aunque ya llevara años programando, en la piscina me sirvió mucho menos de lo que pensaba. Eso me gustó. Vine a probar cosas nuevas, ampliar conocimientos y a evolucionar como persona saliendo de la zona de confort”. 

Las empresas no dejan de invertir en la contratación de nuevos perfiles, pero ¿podría resultar más eficiente optimizar el talento que ya tienen con nuevas competencias? Para distinguirse del resto de la competencia, tanto a nivel nacional como internacional, las empresas deben diferenciarse y hacer que su propuesta de valor brille más que la de los demás. Para ello, es absolutamente esencial contar con una plantilla ágil, diversa y creativa que esté continuamente aprendiendo, adaptándose, adquiriendo y perfeccionando nuevas habilidades. Pensamos que la flexibilidad que aporta la metodología de los campus de la 42 Network es ideal para estos perfiles. ¿Es posible compaginar la formación con una jornada laboral? Lo es. La actualización y el reciclaje de conocimientos son prácticas indispensables en cualquier organización y el mercado laboral de hoy en día. No es estrictamente necesario que las empresas empujen a sus empleados a adquirir nuevas capacitaciones, más aún en un entorno tan dinámico como es el tecnológico. Martín lo sabía y por eso decidió dar el paso. ¡Haz como Martín! Te esperamos en el campus de Distrito Telefónica.